La audiencia, que en esta ocasión
fue notoriamente mayor que la vez anterior, observó con claridad que AMLO no
era el de siempre, que ahora se le veía fingido, con el rostro desencajado y
hasta añoso.
Esa inesperada actitud del
tabasqueño no obedecía a una mera actitud de convencimiento propio, ni porque
de pronto se hubiese persuadido de que no debía arrojarle más leña al fuego.
No. Lo que ocurrió fue otra cosa que lo dejó prácticamente inmovilizado frente
al atril, en una posición poco cómoda y sin oportunidad para hacer lo que ha
hecho toda su vida política: guerrear a sus anchas.
Lo que pasó fue que al menor
asomo de agresión a sus compañeros de debate, hubiera recibido como respuesta
una charola, no precisamente de plata, si no la que pasaron sus más cercanos
colaboradores a un importante grupo de pudientes empresarios para que la
llenaran con varios millones de dólares. Esa balconeada hubiera echado por
tierra, ante los ojos del mundo, sus conceptos de honestidad, honradez y sus propuestas
de anticorrupción.
Los tres se quedaron con las
cartas y con las ganas de mandar al amoroso al tercer lugar, en un golpe que
hubiera sido demoledor, letal. López obrador valoró el daño de los
señalamientos que lo exhibirían y se auto forzó a aterciopelar su discurso.
Pero esta posición en nada garantiza
que el tabasqueño esté convencido de modificar sus estrategias y objetivos. Eso
es lo delicado.
Hasta horas antes del encuentro
en la ciudad de Guadalajara, el segundo en las encuestas se había mostrado como
el guerrero nato, el que descalifica sin medida y odia con pasión. Personaje para
quien la arenga y la incitación son su gusto, su deleite, su excitación.
Después de su fugaz papel de
candidato amoroso, querendón e indulgente, que con gran esfuerzo mantuvo al
inicio de las campañas, su costumbre lo hizo volver a su tradicional rol de víctima de los que
tienen el poder, de los que lo tuvieron y de los que lo tendrán -en caso de no
ganar-; y de mártir de los medios de comunicación señalados como los aliados de
sus enemigos; que lo mal informan, que mal interpretan lo que dice y que
ocultan lo que quiso decir.
Por eso debe verse con extremo
cuidado la actitud que El Peje pudiera
tomar en la parte post electoral. Las sospechas adquieren relevancia por la
permanente descalificación a las instituciones electorales, en caso que los
resultados no le fueran favorables. Esto, pegado a las movilizaciones juveniles
que están llevando a cabo partidos de izquierda, podría ser la chispa que
incendie los secos pastizales políticos.
El comportamiento de Andrés Manuel
en el evento de la ciudad tapatía, pone a la vista la ligereza con la que
modifica sus convicciones. Cambia de ideas como cambiar de acera. Así lo ha
demostrado por años. Eso puede traer consecuencias para la marcha normal del
tiempo de México.
Por cierto, qué desatinada y poco
afortunada la parodia que hizo Josefina Vázquez Mota a las mujeres, cuando al
inicio de su intervención cambió de género a sus compañeros candidatos, en un
ejercicio imaginario de cómo los hubiera visto si hubiesen sido mujeres. Y así los
fue describiendo.
Definitivamente no fue su noche. Acusó
a Andrés Manuel de actividades priistas cuando apenas tenía ¡15 años! Las
cuentas de las fechas las hizo en base a la apariencia física del tabasqueño, y
no por su edad real. Quedó exhibida como desinformada.
En posición guerrera la candidata
barrió parejo. Solo Quadri (a quien con intención o por equivocación llamó
“cuadro”) y Enrique, contestaron la agresión. Andrés Manuel, por convicción o
por estrategia, contuvo la respuesta, “aguantó vara”Enrique Peña Nieto administró su distancia de puntero, y con eso salió adelante. Si, es cierto, en momentos se le vio un poco nervioso ante los ataques de la panista.
Y Quadri, de nueva cuenta
aprovechó su cómoda posición de colero, solo que en esta ocasión fue
hostigante.
Con escaso tacto académico
(porque político dice no ser), recurrentemente intentó arrebatarle a Javier
Solórzano la encomienda de moderador, y preguntó cuantas veces quiso.
Todo esto ocurría dentro. Fuera,
como los cadáveres que a los 3 días flotan en el río, así emergía la verdad
sobre el nacimiento del movimiento “Yo soy 132”. Resulta que la mamá de una de
las estudiantes de la Ibero, ha mantenido una comprometida cercanía con el de
Macuspana, Tabasco.
El papá de otro de los chicos del
mencionado movimiento, cuenta con la promesa de ser el próximo Secretario de
Turismo si Los Pinos se pintan de amarillo.
Verdaderamente lamentable que el
movimiento esperanzador, haya sido movido por sutiles manos con intereses meramente
políticos.
Todos en México estarán
tranquilos con los resultados del día 2?
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